Nadie es imprescindible

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Una de las frases que se escuchan más comúnmente es "nadie es imprescindible". Se la escucha tantas veces que se la da como una verdad evidente por sí misma. Seguramente la habremos escuchado en el trabajo y en la calle, en las escuelas y en los hogares.

A pesar de ser algo tan común sería muy beneficioso que a veces dejáramos de repetir frases hechas y reflexionáramos un poco sobre lo que afirmamos con tanta tranquilidad. ¿Es verdad que nadie es imprescindible? ¿Es verdad que todos somos reemplazables? La persona que perdió un ser querido al que lo unía un gran afecto nos podría decir que esa afirmación es una total mentira. Pasan años y se sigue recordando a esa persona. Se la extraña y en muchos casos se padece esa ausencia. Muchas veces nos damos cuenta de la verdadera dimensión, de la estatura humana, de una persona cuando no la tenemos más a nuestro lado. La vida sigue pero se siente un vacío difícil de llenar. El tiempo ayuda a cicatrizar ciertas heridas y quizás acercan a nuestra vida a otras personas distintas pero que no pueden reemplazar a otra. Si no que lo digan los hijos a los que se le murieron algunos de los padres o quizá los padres caso más trágico a los que se les murió alguno de los hijos.

En la sociedad actual no solamente separa la muerte sino también las distancias. Hijos que han debido irse al extranjero por problemas de trabajo o padres que han tenido que tomar casi el camino del exilio, para mantener a sus hijos. Si hasta la desaparición de un gato o un perro no es reemplazada por la aparición de un nuevo gato o perro.

Ahora bien: si es mentira que todos somos reemplazables e intercambiables, ¿de dónde salió la célebre frasecita? Muy fácil de responder. Salió de la artillería verbal del neoliberalismo que trata de convencernos de que no somos más que un número y que valemos solamente por nuestra fuerza de trabajo pudiendo eliminarnos tranquilamente si no rendimos según sus parámetros. ¿Dónde quedaría, entonces, el valor de una persona como ser humano? Al tratarnos como cosas les es más fácil hacer sus estadísticas. De esa manera no dicen que condenan a una gran cantidad de personas al hambre, la desocupación y la miseria, sino que un tanto por ciento ha quedado al margen del disfrute de ciertas comodidades que tenían hasta el momento.

De esas fábricas de insensibilidad la dichosa frasecita ha salido a la calle y se hizo popular siendo empleada casi inconscientemente por todos nosotros. Deberíamos dejar de emplearla como palabra santa ya que al hacerlo le estamos dando la razón a los insensibles.

Usar esa frase es quitarnos valor nosotros y quitarle valor a los demás. Nos menospreciamos, perdemos valor como seres humanos, nos transformamos en robots. Podemos agregar que esta frase es fácil encontrarla en oficinas tanto públicas como privadas porque se adapta muy bien al despido de personas por razones únicamente monetarias. Que lo digan si no los clientes de un banco que un buen día se encuentran con que el empleado que lo atendió durante más de diez años fue reemplazado por un chico de diez y ocho años que no entiende nada sobre el trámite que tenemos que hacer y que tampoco le interesan nuestros problemas. El quiebre generacional que produce afecta tanto al empleado despedido, como al cliente y al adolescente que se encuentra desorientado en medio de una gran cantidad de papeles que parecen devorarlo a cada paso. Todo esto sucede porque a un señor que estudió en un lugar desconocido, generalmente en el extranjero le dijeron que había que economizar siempre y, de cualquier manera.

Por lo tanto, decide echar a un hombre de cuarenta años y tomar a un muchacho inexperto de diez y ocho. De esa manera alguien todavía joven con una gran capacidad de trabajo y habilidad en el trato con los demás, adquirida a través de los años, se tiene que considerar un inútil, un muchacho adolescente se siente perdido y frustrado y un cliente ve como un trámite sencillo, se convierte en una pesadilla.

Todo gracias a la bendita frasecita que nos convierte en cosas y que nosotros repetimos tan desaprensivamente. ¡Todos somos importantes y nadie es absolutamente reemplazable, aunque lo digan las frías e inhumanas leyes del mercado! Las leyes del mercado no sirven para ser aplicadas a las personas. Los seres humanos no son cosas. Tienen esperanzas, sueños, pasiones, sentimientos y sentimientos que los alejan de las simples cosas. Nunca debemos olvidarlo, añadiría algo mas relevante: ¡Somos Hijos de Dios!

Palabras de nuestros ministros

Pastor Gerardo Guevara

Pastor General: Gerardo Guevara

Tenemos Visión: Nuestra visión es proveer un ambiente donde las personas puedan descubrir la eternidad a través de la enseñanza Bíblica, la adoración y la alabanza.


 

 

Pastor Jonathan Guevara

Pastor General: Gerardo Jonathan Guevara

Tabernáculo de Alabanza es un lugar en el que somos aceptados en la presencia de Dios, y recibimos su bendicion en nuestras vidas.

Lectura Bíblica

38 Pedro les contestó: —Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo. 39 Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que nuestro Dios quiera salvar en otras partes del mundo; TLA

Hechos 2:38-39